La Bioforma Humana
“Si tu única herramienta es un martillo,
tiendes a tratar cada problema como si fuera un clavo”
Abraham Maslow
En nuestra primera infancia una gran parte de los humanos perdemos de vista ciertos principios fundamentales. A cierta edad comenzamos a creer y a sentir que nos falta algo importante, pero se trata tan solo de una ilusión óptica que es consecuencia del desenfoque de la perspectiva individual que emerge de nuestra función biológica, impidiéndonos experimentar la conciencia de unidad y el alineamiento con nuestra naturaleza innata. Afortunadamente, ya disponemos de “lentes de aumento” de gran alcance para recuperar el foco, y recobrar la alegría y el amor que se han perdido al vivir una vida homogeneizada y condicionada.
Las presentamos a continuación:
Modelos mecánicos: los 4 Tipos según el Diseño Humano
Enuncia Lynda Bunnel en la sección 4 del libro Diseño Humano que “en el Sistema de Diseño Humano, el tipo tiene que ver con el cuerpo, nuestra genética y nuestra aura; no tiene nada que ver con establecer tipos psicológicos o de personalidad. Cada tipo define un modo particular de operar energéticamente y una frecuencia aúrica principal tan distinguible como nuestro grupo sanguíneo.”
Tipos psicológicos: los 9 Eneatipos del Eneagrama
Por otro lado Oscar Ichazo, citado por A.H. Almaas en al comienzo de su libro Facetas de la Unidad, afirma que “cada persona desarrolla un estilo para compensar la falta, el vacío ontológico que se sitúa en el corazón del ego. Decimos que existen nueve estilos básicos o puntos de fijación del ego.”
Frecuencia vibratoria del campo aúrico individual: las 64 Claves Genéticas
Finalmente, Richard Rudd deja claro en el glosario de Las Claves Genéticas que, a través del sistema endocrino, nuestro ADN es el arquitecto de la realidad física, emocional y mental que experimentamos. Conforme se eleva la frecuencia energética que anima el ADN, se van desvelando y desplegando las funciones de la programación superior que estaban ya dentro de cada ser humano, en estado latente. Esas funciones dan lugar a la expresión natural de genialidad innata que traemos al nacer.
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| Espectro de conciencia de las Claves Genéticas |
De la vulnerabilidad original del Ser a la coraza del ego (No-ser)
Cada viaje humano, en su esencia constitutiva, está sostenido por el cuerpo, la genética y el aura.
Comenzamos la vivencia individual en plano físico de la existencia equipados con unas disposiciones naturales propias que son fijadas en el mismo instante de nuestro nacimiento. Estas disposiciones innatas, específicas de cada ser humano, a penas constituyen un 0,04% de todo el potencial de la matriz genética humana, y es precisamente por esa enorme apertura a la diversidad de experiencias que, desde los primeros estadios de nuestro crecimiento, experimentamos el imperativo genético de la compensación: nuestra vulnerabilidad innata nos hace extremadamente sensibles a los condicionamientos del entorno cultural y humano donde crecemos. Debido a esa vastísima apertura para anclar los aprendizajes potenciales, y al desconocimiento de quienes nos acogen en nuestra indefensión e incompetencia, experimentamos la sutileza de esa fijación (las improntas natal y prenatal) como si de una “falta de definición” se tratara. Y así es como empezamos desarrollar ciertas estructuras de personalidad caracterizadas por determinados aprendizajes inconscientes, estrategias y mecanismos de compensación que, en un enorme porcentaje de seres humanos, son expresiones de la pérdida de conexión con nuestra naturaleza esencial.
Esta pérdida de contacto con el Ser nos hace tremendamente previsibles y manipulables. Con un profundo sentimiento de carencia nos acostumbramos a convivir y relacionarnos desde un patrón mecánico distorsionado o, lo que es lo mismo, desde el No-ser: reproducimos patrones adictivos, muchas veces de manera inconsciente, con los que nos identificamos. Quedamos así atrapados en personajes moldeados por los estados de falsa necesidad del ego que nunca llegan a saciarse y nos devuelven, una y otra vez, al punto de partida. Creemos que hemos aprendido la lección hasta que nos sorprende la misma circunstancia, quizás con personajes y matices diferentes.
El verdadero aprendizaje es individual, y está enraizado en las constantes vitales que emergen de nuestro organismo cuerpo-mente, y nunca en los supuestos morales ni en las especulaciones de nuestra mente condicionada incorrectamente por quienes conforman el entorno donde crecemos.
Somos absolutamente únicos, y únicamente llegamos a Ser, lo que en esencia ya somos, desde la singularidad y la presencia en el cuerpo energético que sostiene, alimenta y deja emerger la belleza de este único e irrepetible viaje.
Como afirmaba Peter Handke: “Solo encuentra su lugar quien lo lleva consigo.” Y tanto si eres consciente como si no lo eres, ese lugar que quizás no encuentres por seguir buscando afuera, lo llevas contigo desde el mismo día en que saliste a experimentar con tu Bioforma Humana. Probablemente ya te diste cuenta de que puedes reconocerlo, redescubrirlo, sentirlo y asumir ese lugar preciso y precioso que te correspondía y te corresponde por naturaleza.
Quiero terminar formulándote una serie de preguntas para que lo anterior no quede únicamente en un plano mental o teórico. Te animo a que lo aterrices respondiéndolas, o preguntándome si precisas de mayor claridad o entendimiento:
¿Te reconoces en alguno de los 4 Tipos?
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| Imagen del libro Diseño Humano |
¿Te reconoces en alguno de los 9 Eneatipos?
¿Reconoces la frecuencia desde la que experimentas actualmente en cada una de tus 64 Claves Genéticas?
¿Puedes expresar verbalmente en qué lugar/momento de tu viaje te encuentras?
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